El cruce y el silencio me dio nostalgia. Pensar en pertenecer, en haber pertenecido. El sol hacía de tu polvo un aroma conocido, y el viento cantaba al oído relatos pasados. Pero, claro, no pude oirte. Por esos lados, ese día, hacía ruido.
Vuelvo.
Volvemos solos.